Una Iglesia para gente NORMAL…por alex sampedro

UNA IGLESIA PARA GENTE NORMAL
Alex Sampedro

¿Será alguna vez posible ver un lugar donde lo importante sean las personas?

Sería un lugar donde la posición no importaría, donde la palabra líder causaría risa ¿Cuándo dijo Jesús algo parecido?, donde el que quisiera escalar por encima de los demás sería motivo de burla por demostrar sus inseguridades más profundas a través de ese acto. Sí, podríamos decir lo que pensamos, incluso de esos “escaladores” sin temor a las represalias, a que nos tacharan de rebeldes e irreverentes, donde la integridad fuera lo primero. Un lugar donde el corrupto fuera descubierto y la viuda no fuera descuidada. Los débiles encontrarían amor sin condiciones, no serían un número más de nuestro reino personal.

La amistad seria un bien a cuidar, no un arma arrojadiza y que carece de valor. Una amistad que tendría un precio, transparencia, honestidad y sacrificio.

No más señores absolutos, con sus propias opiniones, Un Solo Señor y Padre, muchos hermanos, y gente que cuida a gente, nada más. Sin parásitos del evangelio, que absorben la vida (no toda, recuerda que los parásitos no suelen matar a su huésped) de aquellos que trabajan de sol a sol para agradar a Dios y amar a sus familias mientras una décima parte de su sudor es entregado a manos flácidas por la falta de esfuerzo.

Donde la verdad no fuera patrimonio del que posee el poder, sino de la Palabra, y la mentira seria descubierta, porqué sino ocurre así, ¿Para qué vino Él? No podría ser ocultada tras un discurso absurdo, tras frases como: “Yo soy la autoridad”, “Dios me ha puesto aquí”, o cosas peores como utilizar palabras de la Escritura fuera de contexto como “no juzguéis” y pretender engañar a un pueblo que solo conoce lo que algunos han querido dar a conocer por conveniencia.

¡Qué sueño tan grande! El amor mandaría por sobre todas las cosas, y las formas sólo serian herramientas y como tales podrían cambiarse, o ser remendadas. No habría cristianos autómatas porque se acabarían las vanas repeticiones, que semana tras semana dicen lo mismo, las oraciones sin contenido y tantas otras manías que no producen ningún fruto espiritual y encima entontecen nuestras mentes.

Los responsables, los pastores, serian ejemplo, no dictadores, y serian cobertura para muchos, no tapadera.

Jesús sería el centro de nuestro mensaje y de nuestra vida, no sería un objeto a utilizar, como algunos que creen que el Nombre de Jesús es un truco de magia para comprarse un coche nuevo.

Eso quisiera yo, una iglesia para gente normal, gente que quiere servir a otros sin buscar beneficio, sin pirámides que esclavizan, sin métodos empresariales que sustituyen Su inspiración.

Gente que sabe que no sabe, que siempre busca, y cuando encuentra sigue buscando, humildes no iluminados.

Las personas no serían mercancía intercambiable, ni objeto de cálculos matemáticos “dame dos, te doy tres”, “tengo doce”, “multiplícate”, “me quitaste uno”, “Ese vale más que”, sino que todos serian Uno, algo demasiado sencillo para nuestras mentes que todo lo complican.

¿Y el pulpito? No tendría dueño, podría compartirse, cada uno tendría algo que decir, y me atrevo a decir, sí, me atrevo, no quisiera pulpito, Jesús nunca lo necesitó.

Jesús, tú lo serias todo, serías la razón de nuestro trabajo, serias nuestro mayor ejemplo y nuestra Vida.

Cada uno sería diferente, podría expresarse como es, en esencia, sin disfraces de corbata, ni sonrisas forzadas.
Sería normal, no gigante, donde se pierde todo el sentido de reunirnos.
Sería normal, no paranormal, y Sería Dios quien haría los milagros, no nosotros.
Sería normal, no extraña, la gente podría entender lo que hacemos y decimos.
Sería normal, con gente normal, no falsas superestrellas que solo brillan dentro de su propio circuito de luz casero.

Quiero decirlo, cantarlo, gritarlo, y que llueva lo que Dios quiera, porque estoy triste, porque la iglesia que ven mis ojos no es para gente normal, no es normal, no es lo que Dios espera de nosotros, es un sistema donde ha dejado de crecer el Espíritu y crecen el orgullo, la rivalidad, las ansias de poder, de gobernar otras mentes, de sentirse superior y poseedor de la verdad, crecen las ganas de enriquecerse y de tener un nombre, y nos olvidamos de que ya tenemos el Nombre, lo hemos tenido siempre. Crecen la corrupción y la mentira, la falsedad y las palabras absurdas que poco o nada tienen que ver con lo que Jesús hablaba.

No es normal, ayúdanos Padre, a ser normales.

2 comentarios »

  1. Massiel Said:

    Al leer este articulo, fue como si un grito se hubiera escapado de mi corazon… creo que es lo que muchos soñamos, pero a veces no somos tan buenos con las palabras.
    Me encanto, a mi punto de vista, es el mejor articulo publicado hasta ahora. Felicitaciones!
    Y aunque sea un sueño enooorme… estoy segura, que un dia, lo veremos hecho realidad.
    Gracias x estar ahi.
    Bendiciones.

  2. Denu Said:

    Exactamente lo que pienso está escrito en estas palabras…

    Y somos varios ya que anhelamos lo mismo, pero por qué no sucede?

    Qué creen que podemos hacer los que pensamos del mismo modo, para cambiar la situación?

    Sinceramente, a veces me genera cierta bronca el pensar que este deseo viene de parte de Dios, y (pareciera) no realizarse… Es mi mayor deseo que El lo cumpla cuanto antes!!!


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