Estare poniendo varias reflexiones que escuche en Ilumina con Luis Fernando Gálvez, realmente muy buenas y creativas, les aseguro que les van a servir.
A lo largo de la historia, uno de los ejes fundamentales de la filosofía ha sido la distinción entre apariencia y realidad. Esto fue un aspecto central en las reflexiones de los primeros pensadores conocidos como presocráticos, por vivir antes de Sócrates. Ellos creían que la naturaleza fundamental de la realidad era completamente diferente a la forma que estaba frente a ellos. Por ejemplo, un filósofo llamado Tales, sostenía que, pese a las apariencia, toda la realidad se componía en el fondo de agua. Heráclito, creía que el mundo estaba hecho de fuego y afirmaba que todo estaba en constante movimiento, mientras que Parménides, insistía en que nada se movía en realidad, de forma que cualquier movimiento era sólo una ilusión.
Lo cierto del caso, es que, al día de hoy, la batalla entre la apariencia y la realidad se sigue dando. Más allá del aspecto filosófico, la Biblia nos enseña que para Dios lo más importante no es la apariencia externa, sino lo que hay en nuestro corazón y es por ello que en el libro de Proverbios nos hace la recomendación que “sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón, pues de él nace la vida”. Ir más allá de las apariencias, es aceptar el reto de vivir en la realidad de la Gracia de Dios.